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24 Septiembre 2022

LA CASA DEL PRIMER ENCUENTRO

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Capítulo 13

Escribe Rita del Prado

Mi querido Juan:

La emoción de este viaje ha tenido tantos colores variados, que quisiera atraparlos todos en la memoria para siempre; por eso no ceso de anotar y guardar pequeños objetos, recuerdos, fotos, canciones, sabores y palabras. Está llegado a su final este cuento viajero y siento un poco de nostalgia por algo tan mágico que casi va a terminar, y la nostalgia se mezcla con el asombro por todo lo hallado y con mucha gratitud por todo lo aprendido.

Te cuento: Como estaba anteriormente en la isla de Puerto Rico, tan cerca de esta otra isla donde ahora me encuentro, decidí cruzar de una a otra por el azulísimo Mar de las Antillas en un barco de papel, recordando el hermoso poema de Nicolás Guillén, Poeta Nacional de Cuba, porque es en Cuba donde estoy justo en este momento, desde donde te escribo.
Te confieso que lo primero que pensé al llegar al puerto de La Habana y pisar tierra es que las corrientes marinas me habían devuelto a San Juan…y que estaba otra vez en Puerto Rico, porque todo era muy parecido...la gente, el modo de hablar, la música, las fortalezas…

Pero no me quedó dudas de estar en La Habana, Cuba, cuando de pronto allí en la Avenida del Puerto todavía en La Ciudad Vieja apareció un gato delgaducho de ojos grandes y curiosos... Tal vez el único gato del mundo al que le han podido poner un cascabel y va anunciando su presencia con sonidos alegres por todas partes. De inmediato lo reconocí.
-¿Vos? ¿El famoso Gatico Vinagrito, el de la canción de Teresita Fernández? Pregunté con emoción.
-El mismo— respondió con gatuna picardía— “Yo estaba en un cartucho cuando ella me recogió... me dio un plato de leche y me puse tan feliz que metía los bigotes las patas y la nariz”... Ella me bautizó Vinagrito…ocurrencias de la Tere...
¡Qué gato tan conversador, querido Juan! Se nota que fue criado por Teresita Fernández, la maestra cubana, que enseñaba cantando y pasaba muchas horas hablando sobre diversos temas interesantes y divertidos, siempre con mucha gente alrededor escuchándola y yo me distraje tanto con la charla de Vinagrito que casi se me olvida preguntarle si quedaba muy lejos el sitio donde ocurrió el primero de todos los encuentros. Enseguida respondió:
-Caminando por la Avenida del Puerto rumbo al oeste pasaremos por al Castillo de San Salvador de La Punta que está frente al Castillo de los Tres Reyes del Morro. Ambos castillos están cuidando la entrada a La Bahía desde finales del siglo XVI…

¡Qué gato tan ilustrado, querido Juan! Se nota que en casa de Teresita siempre hubo libros al alcance de todos, hasta de los gatos. Vinagrito continuó su explicación:
—…Y si seguimos bordeando todo el malecón habanero, siempre rumbo al oeste, en menos de una hora llegamos a La Casa de las Américas. Allí ocurrió el primer Encuentro de la Canción Infantil Latinoamericana y Caribeña... ¡Claro, eso ya fue en el siglo XX en noviembre de 1994!
¡Qué buena memoria la de este gato, querida Juan! De inmediato me invitó a seguir camino.
—Como el atardecer está lindo—observó Vinagrito—…y el mar tranquilo, sin oleaje, podemos ir caminando; yo iré por el muro del malecón y tú por la anchísima acera. ¡Creo que será un buen paseo con un lindo destino! ¿Te parece bien? —Preguntó el gato.
—¡Buenísimo! — le respondí sin dudar.
Y fuimos caminando siempre rumbo al oeste, encontrándonos con muchos habitantes de La Habana y también de otras provincias que estaban de paso por la capital.
Todas las personas en Cuba, tengan la edad que tengan, se saben la canción de Vinagrito y al pasar se la cantaban a manera de saludo:

" Yo le puse Vinagrito
por estar feo y flaquito
pero tanto lo cuidé
que parece Vinagrito
un gatico de papel..."

Vinagrito respondía a todos el saludo, completando la estrofa con “cuatro miaus —con cascabel”. Seguimos caminando siempre rumbo al oeste. Las nubes de la tarde tenían un color entre sonrosado y color fuego y parecían derramarse lentamente sobre el horizonte… había muchas personas sentadas en el muro del malecón conversando con tranquilidad, o parejas enamorándose o pescadores con su caña de pescar, esperando con toda paciencia.
Un poco más allá, en un momento del camino, por indicación de tan bien orientado gatico cruzamos la avenida del malecón y abordamos una esquina ocupada por una construcción peculiar con líneas verticales dispuestas de modo que parecían alcanzar el cielo despejado.
En la fachada, a relieve, la figura de las Américas, y más arriba en lo más alto, como en una especie de torre, un reloj.

-Hemos llegado— aseguró Vinagrito, deteniéndose.
-¿Aquí ocurrió el Primer Encuentro? Pregunté alzando vista para recorrer la edificación con la mirada.
-Aquí mismo fue donde nació el Movimiento de la Canción Infantil Latinoamericana y Caribeña. Este es el punto de partida de muchos caminos que se entrecruzaron después a lo largo de los años. Teresita Fernández siempre me contaba que fue un lindísimo encuentro donde se juntaron artistas, cantantes, creadores de canciones para la infancia procedentes de Colombia, Venezuela, México, Chile, Argentina y Cuba. Me contaba Tere que después de la programación cotidiana se iban de noche al malecón a cantar canciones de sus respectivas regiones. Después con los años se sumaron otros países y se han seguido encontrando en un país diferente cada dos años.
-Claro eso lo sé, acabo de visitar Puerto Rico, donde están preparando el próximo encuentro que es el número 15— Dije para demostrar que también yo tenía buena información…
-y sé además que de aquí de Cuba participarán artistas de La Habana, Pinar del Río, Matanzas, Cienfuegos, Santa Clara, Las Tunas, Holguín…

Por un momento pensé, mi querido Juan, que esta vez iba a dejar al sabelotodo gatico asombrado por mis conocimientos sobre regiones de Cuba, porque estuvo un rato callado mirándome con sus grandes ojos hasta que me preguntó:
-¿Entonces ya viajaste a todos esos lugares en guarandinga?
Y no me quedó más remedio que reconocer que no sabía de qué hablaba.
-¿Qué es una guarandinga, querido Vinagrito?
-Es un transporte de las zonas rurales, mitad tractor y la otra mitad camión o guagua que lleva varios pasajeros por las montañas, pero puedes encontrarlas de pronto en cualquier avenida de cualquier ciudad.

 Y ahora mismo, mi querido Juan, créeme que tengo delante de mí una guarandinga detenida con el motor en marcha llena de gente alborotada y vivaracha asomada a las ventanillas, hablando todos a la vez, invitándome a subir para recorrer Cuba, así que guardo la nostalgia para otro momento, saco al aire la ilusión de un nuevo viaje, y me subo junto a Vinagrito a esta especie de alfombra mágica- mecánica. Prometo que te contaré sobre esta aventura en persona a mi regreso a la Argentina. Prepará el mate.
¡Chau! Un abrazo, Ema.

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19 Septiembre 2022

EMA VISITA BARQUISIMETO, EN VENEZUELA

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VENEZUELA

de Rosario Anzola

Siento que el avión comienza a bajar. Desde mi ventanilla veo una inmensa playa, estamos volando sobre Venezuela. Abajo, un paisaje semidesértico se abre ante nuestros ojos, se trata de la península de Paraguaná y en una media hora aterrizaremos en Barquisimeto, la capital del estado Lara, situada en el noroeste del país.
Me recibe Magdalena, quien ha llevado un conjunto de cuatro, tambora y maracas para darme la bienvenida. Cantan un “Golpe tocuyano”, llamado así porque surgió en El Tocuyo, ciudad larense conocida como la ciudad madre, pues fue el primer asentamiento fundado tierra adentro por los conquistadores españoles.
Todo esto me lo va contando Magdalena, quien también me entera de que el nombre de Barquisimeto es una derivación de Bariciquimeto que en lengua aborigen caquetía quiere decir “río de las aguas color de ceniza”. Esta ciudad se fundó junto a un río de aguas cenicientas hoy llamado río Turbio. Mientras rodamos hacia su casa me muestra lo que queda del río y del enorme valle que lo rodea.

1 ELTOCUYO

Su hermano me regala un pequeño librito con reseñas y fotos de la ciudad que recorremos y me señala los sitios por donde vamos pasando: el Obelisco, levantado en 1952 cuando se celebraron los 400 años de la fundación de esta ciudad; nos detenemos más adelante para bajarnos en una modernísima catedral y continuamos hacia el centro de la ciudad para dar un vistazo a la zona más antigua con sus plazas, museos y casas coloniales. De repente Magdalena exclamó con evidente orgullo:
—¡Ema, estás en la capital musical de Venezuela! Encontrarás música y músicos por todas partes. De aquí han salido los directores de orquesta, los compositores, los cantantes y los ejecutantes más famosos del país. Muchos de ellos tienen gran fama internacional.

Ya instalados en el acogedor hogar de mis amigos, compartimos un almuerzo con platos típicos de la región. Llama mi atención una carne desmenuzada finamente y tostadita hasta crujir, la llaman “paticas de grillo”, frijoles negros fritos, arroz blanco, ensalada de aguacate y una deliciosa torta de tajadas de plátano maduro. La conversación gira en torno a Nueva Segovia de Barquisimeto, nombre original de la ciudad fundada por un español, el segoviano Juan de Villegas y me cuentan que siglos más tarde un poeta llamó a Barquisimeto “la ciudad de las cinco vocales”, las cuento con mis dedos y entre risas admito: “—¡Es cierto!”
Milagro, la tía de Magdalena, opina que la característica más relevante de esta ciudad es su condición de encrucijada de caminos, porque al norte se llega al mar, al sur se va a los Andes, al oeste al lago de Maracaibo y por varios puntos se enlaza con los llanos. Caracas, la capital del país, está a escasas cuatro horas en automóvil.

Salimos de nuevo a pasear y me llevan a la Flor de Venezuela, una edificación en forma de flor que se abre y se cierra semejando una orquídea, la flor nacional, y que fue el pabellón de Venezuela en la Feria Mundial de Hannover en el año 2000, tiempo después la instalaron aquí. De allí vamos al Parque Zoológico y Botánico Bararida, donde luego de ver a los animales nos sentamos en las gradas de una Concha Acústica para deleitarnos con un impecable concierto de música clásica interpretado por una orquesta de niños muy pequeños, algo que nunca había imaginado posible. Son las cinco de la tarde y hace mucho sol y mucho calor, entonces nos refrescamos con un “raspao”, un granizado de hielo saborizado con granadina y coronado con leche condensada.
Tomamos la vía hacia el Manto de María, un moderno monumento enclavado en una colina, con una imagen de 60 metros de altura realizada con cientos de varillas metálicas. Es una singular imagen de la Divina Pastora, patrona de la ciudad. Desde ese mirador contemplo absorta como el cielo comienza a vestirse de colores: rojos, naranjas, azules y amarillos juegan entre las nubes y los rayos de un sol que se ocultará en pocos minutos. Es un espectáculo inolvidable que me hace comprender otro de los nombres de Barquisimeto: “la ciudad de los crepúsculos”.

Bello Atarceder Único y Larense Oscar Vargas

Nos dirigimos a Santa Rosa, un pueblito cercano y aledaño a la ciudad, donde está la iglesia de la Divina Pastora. Tenemos que dejar el automóvil muy lejos y caminar hasta allí pues todas las calles y avenidas están colapsadas. Mañana es la procesión anual de esta virgen, a donde acuden unas tres millones de personas, siendo la población de Barquisimeto de tan solo un millón de habitantes. La imagen de esta advocación mariana recorrerá unos 8 kilómetros desde allí hasta la catedral y se devolverá a su morada unos tres meses después, luego de recorrer todos los templos de Barquisimeto. Esa noche presenciamos una vigilia musical en homenaje a la patrona, hay al menos veinte conjuntos de grupos que entonan canciones y bailes folclóricos. La alegría es contagiosa y nos quedamos en la plaza disfrutando del entusiasmo general hasta bien pasada la medianoche.

 Al siguiente día, nos vamos muy temprano a Sanare, un pueblito que es un piedemonte andino. Por el camino, un paisaje árido despliega todo tipo de plantas xerófilas y da cuenta de la enorme escasez de agua que hay en la región, sin embargo es hermoso. Nos detenemos en el pintoresco pueblito de Tintorero y registramos su centro de artesanía donde se exponen y se venden tejidos, instrumentos musicales, tallas de madera y piezas de cerámica.

Mis amigos me regalan un cuatro, una especie de pequeña guitarra de cuatro cuerdas y me prometen enseñarme a tocarlo cuando nos conectemos por internet. Aprovechamos para desayunar con arepas de maíz pilado (una especie de pan redondo), chivo asado, queso de cabra, guarapo de café con papelón y catalinas, unas galletas oscuras y especiadas.
Continuamos nuestra marcha y en la medida que vamos subiendo hacia Sanare los verdes se apoderan del paisaje, el cambio es evidente y la temperatura también. Una espesa neblina nos obsequia un frío agradable y decidimos tomar un chocolate caliente en la terraza de una posada, desde donde contemplamos los sembradíos y las estribaciones andinas. El hermano de Magdalena nos apura.

-¡Hay que seguir… si quieren ver la procesión! A esta hora ya es complicado entrar a la ciudad, así que prepárense para caminar.
Efectivamente llegamos a Barquisimeto, pero tuvimos que estacionar el automóvil y tomar a pie hacia una avenida donde había ríos de gente y tanta devoción como música. Fue una suerte vivir el día más festivo de la ciudad.
Cuando me llevaron de vuelta al aeropuerto me indicaron cómo afinar el cuatro con un divertido truco. Se trata de entonar una frase musical en la que cada sílaba corresponde a una nota: “Cam-bur-pin-tón”.Vale decir que luego de repetir y repetir ese “cambur pintón” soy capaz de lograr la afinación del instrumento.
Sentada en el avión me abracé al cuatro, preparada para el próximo viaje.

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23 Septiembre 2022

EL LAGARTIJO JARDINERO

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Puerto Rico

Escribe Tere Marichal Lugo

(Canto de las aves)

Querido Juan:

Espero que estés disfrutando mucho. ¡Al fin llegué a Puerto Rico, la isla del encanto! Cada vez que te escribo una carta me siento que te abrazo. Es curioso crear puentes de papel y de letras que nos unen y cada vez que te escribo pienso en los bosques y nuestros amigos los árboles que tanto nos brindan. Aquí hay grandes compositores y este año que viene van a celebran el centenario de un compositor muy querido: Amaury Veray. Una vez te canté una de sus canciones te copio unas letras a ver si te acuerdas del Villancico Yaucano:

Ya lo sabes Niño hermoso
soy del pueblo del café
por si quieres dos saquitos
también yo te los traeré.

Ahora me vas a acompañar a un viaje imaginario repleto de sonidos. Te llevaré a conocer un área de Puerto Rico que es mágica. Imagina que estás a mi lado caminando por las húmedas veredas que arropan esta isla esmeralda.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Isla mía
Isla inmensa
De montañas esmeraldas
En tus cuevas legendarias
Vive tu voz.
Voz de lluvia
Y Manantiales
Voz de fuego
Y Brisa de mar
Voz serena
Y de tormenta
Voz brillante
De ritmo tropical.

Este lugar mágico se llama la zona cársica del norte. Es uno de los recursos naturales más preciado de la isla y tiene cuevas, sumideros y mogotes… Imagínate que estás dentro de una cueva inmensa y puedes escuchar el sonido del agua y de las gotas cayendo. También hay bosques donde viven muchas aves y cuando llega el invierno las aves migratorias vienen a estos bosques. Ésta ha sido una visita inolvidable, me siento como una de esas aves migratorias que se detiene a descansar y cargar energías para seguir su viaje. He conocido esta isla a través del trabajo de protección ambiental que realizan diferentes grupos. Me uní a ellos porque es una forma muy amorosa y productiva de conocer otro lugar. Te voy a contar una historia que me hicieron mientras recogíamos desechos sólidos para proteger este hábitat. Pues me contaron que en Puerto Rico vive el lagartijo jardineo y la mariposa Arlequín. Escucha esta historia que comienza con el sonido de la brisa y el canto de las aves.

 “Aquella mañana olorosa a pomarrosas, el canto de los pájaros anunció, de forma festiva, la llegada de la primavera quien todos los años hacía su entrada triunfal por la costa norte de aquella isla caribeña.
La humedad del bosque invitaba a continuar disfrutando del sueño, pero el alegre trino de un ave fue despertando a todos los que vivían en el bosque.
—¡Muy buenos días, amigos, hay que madrugar! ¡Despierten dormilones, llegó la primavera! — anunciaba San Pedrito batiendo sus alas con rapidez.
—Gracias por avisarnos San Pedrito mañanero. Estoy preparado para darle una hermosa bienvenida a la colorida primavera, —contestó Anolis Pulchellus, el lagartijo jardinero quien ya estaba listo para comenzar el día.
—¡Muy Buenos días San Pedrito! —exclamó alegremente la mariposita Arlequín, la más colorida de aquel bosque que estaba cerca del acantilado de la costa. Aquella hermosísima mariposa, levanto sus alas y comenzó a cantar:
sanpedritoCuando llega la mañana
San Pedrito madrugador
Eleva sus linda alitas
Y saluda al brillante sol.

Viene la primavera
Nos llenará de verdor
Y en el bosque costero
Celebramos en cada rincón.

Extiendo mis alas
La luz me abraza
La suave brisa
Nos acompaña

Viene la primavera
Nos llenará de verdor
Y en el bosque costero
Celebramos en cada rincón

El bosque se preparaba para este gran acontecimiento y las orquestas de grillos y coquies ensayaban una hermosa melodía para recibir a la estación del año que a todos encantaba. Aquel hábitat estaba deslumbrante.
—Cuando la primavera vea como he diseñado este jardín va a quedar encantada. En aquella esquina están sembradas las bromelias y miramelindas; por allá los helechos y por supuesto, no podían faltar las orquídeas, por algo soy el lagartijo jardinero, —dijo Anolis Pulchellus con orgullo.
Diciendo esto, una bandeja de unicel (poliestireno expandido) pasó raspándole la cabeza y aterrizó justo en el medio de aquel pequeño jardín que Anolis había diseñado. Parecía una nave espacial porque estaba a medio envolver con papel de aluminio.
—¡Zummmmmmm!
—¡Auxilio! ¡Auxilio! ¡Sálvenme! ¿Qué será esa cosa tan rara? ¡Auxilio!, — gritó con terror Anolis.
Cuando la mariposa Arlequín escuchó los gritos de Anolis Pulchellus, abrió sus pintorescas alas y voló enseguida hacia su amigo.
—¿Qué sucede Anolis? ¿Por qué gritas?, — preguntó, revoloteando alrededor de su amigo.
—¡Mira eso! Llegó volando, — dijo Anolis mientras señalaba la bandeja de unicel.
San Pedrito también llegó rápidamente cuando escuchó los gritos de su amigo.
—Le llaman basura. Cuando los humanos terminan de usar algo que ya no quieren, lo arrojan. Esta mañana había una familia merendando aquí cerca, dijo el San Pedrito mientras batía sus alas sobre Anolis y la Mariposa Arlequín.
—¡Ahora mi hábitat está sucio y feo!, dijo Anolis con mucha tristeza.
—¡Cuidado, por ahí viene un humano!, dijo el San Pedrito batiendo sus alas con intensidad.

 Anolis Pulchellus sintió como la tierra era sacudida con las pisadas de aquel ser humano que llegaba. Anolis tembló porque tenía miedo.
Una mano tomó el plato de unicel y lo colocó en una bolsa, dejando el hábitat de Anolis Pulchellus limpio.
El San Pedrito voló sobre aquel ser humano que iba recogiendo los desechos que otros habían arrojado en aquel bosque, hogar de tantos seres vivientes. Más tarde regresó al jardín de Anolis y narró lo que había visto.
—Ella es nuestra amiga. Está limpiando. Nuestro bosque estará hermoso nuevamente, anunciaba el San Pedrito.
Anolis Pulchellus sintió paz. Su hábitat estaba limpio nuevamente y podía comenzar las tareas del día tal y como lo había planificado.
—Si todos los que visitaran este bosque fueran como nuestra amiga, todo sería diferente, — comentó Mariposa Arlequín mientras batía sus alas alegremente.
—El bosque estaría siempre limpio y hermoso. Estoy seguro de que es una jardinera como yo, le decía Anolis Pulchellus a los pequeños lagartijos que escuchaban la historia con mucho entusiasmo y asombro.
La primavera recorría aquellos bosques, valles y costas adornando cada esquina con sus vistosos colores. Todo renacía nuevamente y la suave brisa acariciaba los pétalos de las miramelindas que había sembrado Anolis, el lagartijo jardinero.

Siembra palabra
Siembra en la tierra
Este cuento
Semillas siembra
Semilla que crecerá si tú y tú y todos cuidamos nuestros bosques y llevamos a reciclar los desechos sólidos.
Siembra palabra
Siempre en la tierra
Este cuento
Semilla siembra”

18 Septiembre 2022

EMA LLEGA A UNA VERDE TIERRA

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COSTA RICA

escrito por Luis Ángel Castro

Querido Juan:

Te cuento que continué mi viaje viajando hacia el sur y llegué a un pequeño lugar llamado Costa Rica. Es tan chiquitico este país que uno puede amanecer en el Pacífico azul y llegar a ver las estrellas en el otro mar llamado Turquesa Caribe. Pero entre mar y mar hay una tierra verde, verde, muy verde ¡vieras vos!

1 azulturquesa

Muchos bosques, ríos que corren entre las piedras, muchos sembradíos de frutas, verduras y más frutas dulces y jugosas.

Me sorprendió muchísimo ver cómo de los árboles, se alzaban las lapas, de colores hermosos, que hacían un ruido muy vacilón. ¿Sabes qué son las lapas? Son aves muy bellas, creo que en Argentina les llaman papagayos.

También los monos congos armaron su orquesta de resongos y resongos. Al principio me asusté mucho, pero luego los vi buscando las flores que son su manjar y me parecieron muy simpáticos. También había monos araña, que saltaban de rama en rama como los mejores acróbatas del bosqu

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Hay en este país unas hermosas mariposas azules llamadas morfos y ni qué decir de la cantidad de pajaritos, chicharras, luciérnagas de la noche, los tucanes con sus maravillosos picos de colores, las arañas, las ranitas y los mapaches.

En un momento salieron a saludarme una familia de c que casi, casi, me hacen tropezar, porque pasaron corriendo en medio de mis pies.

¿Te cuento una cosa Juan? Si caminás despacito y sin hacer ruido, te podés encontrar a uno o más venaditos comiendo entre la hierba de un jardín. Es maravilloso disfrutar de una naturaleza tan bella y particular.

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Estando cerca del mar Caribe, llegué hasta Puerto Viejo de Limón y ahí conocí a un señor muy simpático que escribe canciones sobre niños, se llama “Ángel el cantor” y de regalo me cantó su canción “Cocorí”, que me hizo acordar un poco a vos, Juan. Porque habla de un niño de piel trigueña como la tuya.

Pero el paisito chiquitico me tenía reservada otra sorpresa: tempranito por la mañana salí a la playa casi que con el sol. ¿Y sabes qué ví?: decenas de tortuguitas salían de la arena y corrían y corrían buscando abrazarse con el mar.

¡Y no podía dejar de disfrutar las ricas comidas de este chiquitico país! Lo que comen en la mañana es bien distinto a nuestro desayuno, le llaman “Gallo Pinto”: arrocito con frijoles, le agregan huevitos, tortillas con quesito y platanitos con café. Y antes de partir probé unas riquísimas empanadas y el patí que vendían en la plaza.

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¡Estoy tan contenta, tan contenta de haber conocido Costa Rica!
Siento como si hubiera pasado entre alas de gaviotas y también de un colibrí.
Ahora te dejo Juan, sigo viaje rumbo a … pronto sabrás a qué país, cuando te llegue una nueva carta.
¡Besos!

Ema

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